sábado, 10 de enero de 2009

MARCOS

El evangelio según San Marcos (Mr.), como parece lo más probable, fue el primero que se escribió. Mucho de lo que antes se había transmitido de viva voz o en escritos parciales quedó recogido y organizado en este libro. la primera frase del evangelio nos indica su contenido: "Principio de la buena noticia de Jesús el Mesías, el Hijo de Dios" (1:1).

El evangelista quiere presentar esa buena noticia para todos. Es "buena noticia de Jesús" en un doble sentido: porque él mismo empezó a proclamarla, y porque cuando los enviados por Jesús la anunciaban, hablaban sobre todo de él.

Este evangelio relaciona el comienzo de la actividad de Jesús con la actividad de Juan El Bautista, y a Juan lo relaciona con un texto del profeta Isaías, complementando con una frase de Malaquías (Mal. 3:1; Is. 40:3). Sin embargo, no menciona ninguno de los puntos de referencia que eran comunes en los libros de historia de la época: los gobernantes y los años de gobierno. De esa manera insinúa Marcos que la historia que él escribe no es una historia profana, sino la culminación de la historia del pueblo de Dios, comenzada mucho antes.

El evangelio muestra al lector claramente quién es Jesús, a así lo destaca en los momentos más cruciales del libro. Ya en la frase inicial de Mc. se afirma que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios. Una de las primeras escenas del evangelio es la del bautismo de Jesús, en el que se escuchaba esta voz del cielo: "Tu eres mi Hijo amado, a quien he elegido" (1:11). Los demonios lo reconocen como el Santo de Dios (1:24), como el Hijo de Dios (3:11; 5:17). En otro momento decisivo, Pedro expresa su fe y la de sus compañeros al declarar que Jesús es el Mesías (8:29). Dios mismo lo vuelve a proclamar como su Hijo en la transfiguración (9:7). Con su solemnidad especial, Jesús declara ante la Junta Suprema de Jerusalén que él es el Mesías, y que vendrá como Hijo del hombre, sentado a la derecha del Todopoderoso (14:62). La declaración del capitán romano, al ver la muerte de Jesús, resume lo que el evangelista quiere que el lector comprenda: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios" (15:39).